Surfer

Vienes y vas. Me llamas. Me dices que me vaya contigo. Que te acompañe a contar olas. Que me llevas en tu coche, que me dejas tu tabla, tu vela y hasta tu cartera. Yo no sé qué decir. Me escribes retintando tus palabras en el postit de mi frente y para que no se me caiga, me lo grapas ¡muac!

Dices: ¡ven!

Yo pienso y repienso qué hacer. Duermo en el sofá; le  pregunto a mi cojín favorito. Ando de diván en diván. Mi psicoanalista no da con la tecla: me la tira a la cara. Y yo le pregunto hasta al más adivino de los divinos: mi peluquero, que tira y retira de mis bucles. Nadie adivina la respuesta.

Sin embargo, anoche, al mirarme al espejo, el tío de enfrente, me dice sonriendo: no tarifees que la arenilla te roza la entrepierna.

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¿Has leído el libro Ellas… mi liblog?