Luces de colores. Gritos entre reflejos de candilejas que apuntan a músculos en tensión. Grandiosos hombres que sirven pan y circo para televidentes ansiosos de inyectarse testosterona a 625 líneas de velocidad

No huelen a queroseno; ni a vulvas ajadas; ni a verde. El sudor lo impregna todo.

Ellos, con las carreteras de su estados tatuadas en formas de venas en bíceps, tríceps, deltoides… espolvorean sus gónadas por el aire consiguiendo una orgía colectiva, en directo, en diferido, en Youtube, en Cuatro, camisetas, tazas, platos, en el Rockefeller Center….

Y suenan las tompretas… más y más alto. Se abre el telón. ¡Ya sale!… es John Cena.