Truñez

Diario IDEAL 14 julio 2010

Esto de tener hijos en fase de crecimiento tiene sus ventajas. Ya puedes celebrar con ellos los triunfos de tu selección que sienten los colores casi más que tú. Es la limpieza de sus mentes: se sienten , sin complejos, españoles. Así, sin más. Y es también una suerte vivir con ellos y practicar el idioma que nos une, aquí y allá. No somos castellanohablantes, como decía el locutor de la tele el otro día en el partido con Paraguay. Somos hispanohablantes, es decir, hablamos español -más 400 millones- frente a otros idiomas como el inglés, el alemán o el ‘apetejaniense’. El castellano sólo se usa en España para diferenciarlo de las otras lenguas cooficiales. Bien, hecha esta aclaración de culturilla general, decía que nuestro idioma, el español, quizá sea el más rico e imaginativo de la Tierra. Y si estás con niños es ya ‘pa reventá’. Por eso mi hijo Alex, muñidor de palabras innombrables, se refirió en aquel partido al árbitro ‘guatemaltense’. O sea de Guatemala.

En otro arranque de furia imaginativa, es capaz de fundir conceptos y parir, por ejemplo ‘gotirio’, como la unión de gotas y colirio para referirse a lo que su hermano debe ponerse en los ojos con la alergia. Pero su manifiesta capacidad de seguir ampliando el diccionario llega cuando el otro día dice ¡menuda truñez!. O sea, de la familia del truño, de la caca, del zurullo. O sea ¡menuda mierda! Pero en fino filipino. Es como el que se refiere a la bolsa de los testículos, como ‘escrotín’ o al agujero del orto como ‘hojaldrina’ o enema cuando quería decir lavativazo de destrucción masiva. Es que el español no tiene límites. Ni aquí ni allende los mares marítimos que me mareo de tanta ola.

El vídeo se ve igual con o sin tilde. Las morochas están ‘wenísimas brode’ y los invitados a un plató de televisión, lo son al ‘living’. Si te das una vuelta por un garito, allá se llama boliche y si lo que te ponen son las rubias ‘tiakas’ de muerte, serán blondas y si lo que te va son los hombres o mujeres teñidos, en Córdoba-Argentina serán platinados. Aquí los pechos son tetas; en Acapulco, ¡qué tetotas mamasita! Y así, entre lolas, colas y conchas, hasta el infinito y más allá.

Pero si seguimos investigando, los señores de la RAE deben tener más curro, por cada día que pasa en nuestras inventivos días. Tiramos de ‘mente’ como el que tira de azulejo, yeso y alicata un baño, montamos adverbios aquí y allá. ‘Ipsofactamente’ nos sirven para montar un chiste-barra-chascarrillo televisivo. Si se lo colocamos al mar, nos sale ‘mediterráneamente’, como lema de anuncio de birritas. Y si lo ponemos de compañero de comentarista de radio/tv/señoritos que corren tras una pelotita, nos sale ‘futbolísticamente hablando’. En fin que esto es un no parar.

Lo puristas del diccionario a lo mejor se tiran de los pelos o a un tren. Pero el español, desde que pusimos una pica en Johannesburgo, está de moda. Y ahora no te extrañes si alguien te pide que beses a alguien ‘carboneramente’ o que cierres un trato ‘iniestamente’. Si no es así, será una ‘truñez’ y le tele habrá dejado de ser esa caja tonta que te hace compañía, de noche y de día.

Esta vez el bosque no será el que te impida ver. Ahora ser del bosque es ser un campeón. ¿Del mundo? No. De la conjunción interplanetaria.