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2011Un chute de kilómetros
Diario IDEAL, 21 septiembre 2011
Por fin los niños han vuelto a clase. Parece que todo, poco a poco, retorna a la normalidad que había antes del 23 de junio… que se dice pronto. Y no voy a ocultar mis ganas porque esta normalidad llegara, sobre todo, porque la agenda se te llena por días de tal suerte que apenas quedan un hueco para que tu cabeza esté un momento parada. Esa sensación me gusta. Este septiembre es, de las pocas veces que recuerdo, que ansiaba volver al cierto orden que impera en mi día a día, sobre todo porque he decidido, entre otras cosas, mantenerme al margen de los acontecimientos políticos y económicos que nos azotan (aquí, allá y más allá) y créeme querido lector, desde que he tomado esa decisión soy más feliz.
Por eso afronto este arranque de curso y de año -que en realidad nunca es el 1 de enero- con optimismo y con vistas puestas en un futuro no muy lejano que puede ser ciertamente halagüeño. Este optimismo se ve reforzado por la conjunción planetaria de dos de las actividades que más me llenan: vender y viajar.
Esta semana arranco con un viaje más que razonable por el norte de España que me llevará a recorrer Salamanca, Vigo y Oviedo. La semana que viene arranco con un roadshow larguísimo que me llevará por varias ciudades polacas entre ellas Varsovia o Cracovia; pero es que a mi regreso, y ya metido en el arranque del mes de octubre, mis huesos irán a parar a Honduras donde recorreré desde San Pedro Sula, pasando por Tegucigalpa, Comayagua o Siguatepeque. Desde luego será toda una aventura.
Y es que vender aceite de oliva virgen extra tiene esto. No sólo vendes lo que amas y te gusta sino que además te la da la oportunidad de viajar por esos mundos de dios que, por otra parte, te enseñan por ejemplo, a veces, lo tremendamente acatetados que aún estamos o que por ejemplo, somos mejores -los españoles- fuera que dentro.
Pero de todo esto espero dar buena cuenta en mis sucesivas columnas que siempre he procurado que sean fiel reflejo de mi actividad y que recojan en cierto modo mi estado de ánimo que desde luego, ya no pasa por estar al loro de lo que cuece nuestra bizarra clase política. Una empresa, una sociedad debe -y puede- vivir sin la tutela de este yugo. En Andalucía y en Jaén sobre todo, donde el ‘puñeterismo rosado’ lo ha contaminado todo de tal suerte que casi ha matado a la sociedad. Pero esta bendita crisis nos está poniendo a cada uno en su sitio y como no nos queda otra que mover el culo aquí, allá y más allá, es hora de sacudirse las pulgas que este gentuza nos ha dejado pegadas en el lomo y correr; correr tanto como Perdigón, Tintín, Furia o las bolas de tenis que se lanzan desde el fondo de la pista Nadal o Djocovik.
Por cierto como detalle de optimismo, ver que somos otra vez campeones de Europa de basket tiene su aquel. Los españolitos éramos hace 40 años bajitos, morenos, ‘acomplejaos’ y viajábamos con maletas atadas con guita. Hoy somo tan altos que podemos ser Campeones de Europa o del Mundo con tíos de 2,15.
Las maletas y las guitas siguen existiendo en los andenes de las vías del tren que usan nuestros jóvenes y no tan jóvenes que emigran a trabajar a otro países porque aquí, los pulgosos nos han arruinado.
En esto seguimos como hace 40 o más años.
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