Ver en 35 milímetros

 

 

 

Diario IDEAL, 8 abril de 2015

 

‘Intentar resumir en un puñado de fotos todas la sensaciones, emociones, olores, sonidos, pasos, silencios sentidos en la visita a este complejo diseñado para el exterminio, es una tarea que, para mí, como fotógrafo, me resulta inalcanzable. Nada puede sustituir el pisar el barro de Auschwitz-Birkenau, tocar sus helados raíles donde llegaban los trenes del terror o mirar con lágrimas en los ojos los miles de zapatos de mujer que se muestran, mientras imaginamos sus pies desnudos. ‘¡El horror!’ decía el coronel Kurtz en Apocalypse Now.

Esta colección de instantes captados con un objetivo fijo de 35 mm sólo quiere –o lo intenta- ser un sentido, profundo y sincero homenaje a los que allí se dejaron la vida, vidas entregadas para que hoy Europa sea una amplia región de países que viven unidos, en paz, libertad y democracia. Estamos obligados a no olvidar. Y por más años que pasen, pasar por la estación de Auschwitz-Birkenau es parada obligatoria en el tren de nuestra vida.

Recorran con los ojos de este miope fotógrafo, los campos 1 y 2 de Auschwitz-Birkenau y recuerden que, tras esas décimas de segundo que dura un clic, siguen viviendo millones de almas. In memoriam.’

Esta es la entradilla que sirve como praefatio a la exposición que hoy miércoles se inaugura en la Casa de la Cultura de Torrelodones (mi pueblo de adopción), con motivo de mi vista a los campos de Auschwitz-Birkenau y que se enmarcan en los actos que la concejalía de cultura de este municipio ha organizado para conmemorar los 70 años de su liberación, efeméride que ha recorrido y celebrado Europa, y con el que hemos querido, no sólo recordar a los que allí cayeron sino aportar nuestro granito de arena en la importancia que tiene no olvidar la Shoah desde España, un país con ese tufo, desgraciadamente, tan antisemita

Según los datos del Museo de Auschwitz, entre 1,1 y 1,5 millones de personas fueron asesinadas en este campo de concentración y exterminio: cerca de un millón de judíos; 64.000 polacos; 21.000 gitanos; 14.000 prisioneros de guerra soviéticos y más de 10.000 prisioneros de otras nacionalidades. Pero al margen de estas cifras, demoledoras, la principal lección que a mí me ha dejado mi visita y esta exposición a este enclave polaco es la del futuro que allí nació.

La Historia hay que conocerla y entenderla para contextualizar nuestra situación actual. Los que no hemos conocido los horrores de una Guerra (la I y II no son más que una gigantesca ‘guerra civil europea’) creemos que vivimos en paz por tener la suerte de que nuestros padres nos trajeran a un espacio, la Europa contemporánea, sin fronteras, en paz, libertad y democracia. Pero eso no ha sido gratuito. Y ha costado, seguro, que demasiadas vidas. Pero es la Historia de los pueblos, del ser humano. La que no se puede cambiar o redibujar.

Yo no concibo Europa sin Auschwitz o Gdansk; sin Polonia al fin y a la postre, país clave para entender la Europa del siglo XXI, país arrasado por los dos grandes movimientos políticos que propugnaron el exterminio de razas o clases sociales como fueron el fascismo y el marxismo. Polonia sabe muy bien eso de las ‘heridas de guerra’ y, sin embargo, es un país próspero, libre, democrático y maravilloso.

Esta exposición es también, en parte, homenaje a esa gran país por el que siento debilidad y que ahora, es su tierra, la que me ha permitido mostrar a través de una lente focal fija de 35 milímetros qué ocurrió en ese enorme complejo del horror diseñado para elevar hasta el paroxismo, la locura del nacionalsocialismo. Una lección de Historia en vivo y en directo.

No quiero acabar sin recomendarte, querido lector, si te es posible, que visites Auschwitz-Birkenau. Acércate. Observa, huele, toca, siente. No dejes que tus sentidos esperen a que otros te lo cuenten. No es una experiencia ‘de consumo’. Es un viaje de recogimiento, silencio, respeto, ahogo, lágrimas y emociones que jamás podrás expresar con palabras. Pero merece la pena. Mucho. Las almas que aún se sientan en las vías esperando a que les des calor, te necesitan. Yo lo sentí.

 

Auschwitz-Birkenau: expo fotografía | Fernando R. Ortega Auschwitz-Birkenau: una visión en 35 mm