Ayer tuve la oprtunidad de acudir a Expoliva 2011. Bien saben los que me conocen que esta feria no es santo de mi devoción por lo allí se puede ver ‘entre líneas’ y por lo poco que deja antes y después de su celebración.

Afirmo que Jaén vive de espaldas a todo lo que tiene que ver con el aceite de oliva -constatado ayer además por muchas personas con las que hablé-  y este feria es una muestra más de ello. Más mecánica que otra cosa, es lo que pude constatar. Muchos visitantes del sector primario que van a ver nuevas opciones de mecanización, a proveedores, amigos, etc.

Poco aceite de oliva (entiéndase aquí no el que se vende mezclado), salvo el III Salón internacional del aceite de oliva virgen extra que se celebra en un pabellón, externo al central de IFEJA. Ahí, demasiado producto para poder destacar. ¿Es eficaz estar dónde ya hay muchos? Es mi duda. Es complicado que alguien recuerde tu marca o tu producto una vez que ha visto y probado 152 -19 jiennenses- vírgenes extra diferentes.

Al mismo tiempo eventos pararelos, misiones comerciales, stand de las do´s jiennenses, etc, para una feria que cada dos años se celebra en la discutida y discutible capital mundial del aceite.

Salvo por la parte que me toca, donde fuimos a ver nuevas líneas de envasado para nuestros productos en la SCA Nª Sª Encarnación, y el encontrar, descubrir y desdigitalizar a amigos… nada nuevo bajo el sol.

Eso sí, los agricultores siguen quejándose del precio del aciete. Ayer me confirmaban los precios de algunas operaciones con virgen a 1,85 e/litro y otra de virgen extra a 2,05 e/litro… o sea, una vergüenza.