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2020Y sigo mi camino
‘Cuando hay cosas que no puedes cambiar, no luches contra ellas; acéptalas y sigue tu camino’. Y en ello estoy. He aceptado lo que está pasando y he seguido mi camino. He estado apenas un día y medio en casa. He seguido mi camino. He seguido trabajando, viendo a amigos, riendo, llorando, cuidándome. Y trabajando. Trabajando mucho. Sin quejarme. Y muy agradecido. Sin desvelar mis agujeros, mis soledades o mis ausencias. Porque las acepto. Como acepto que no tengo miedo a la ‘pandemia’. Trabajo en mi cuerpo y mi mente cada día. Cuando no he tenido nada que hacer, me ido a descargar compost, montar en bici o hacer fotos. Sin quejarme. Sin gastar ni un segundo en llenar mis espacios de ese acojone-cabreo colectivo que percibo. Porque no puedo cambiarlo. Lo acepto y sigo mi camino. Como acepto que estoy muy lejos de mis hijos a los que no puedo tocar, oler, besar… Y sigo mi camino. Sin imponer normas, ni distancias. La soledad, la envidia, la falta de amor es más mortal que cualquier virus. Vivo y dejo vivir. Y acepto que los demás vivan sus propias realidades. No puedo cambiarlas. Y sigo mi camino. Estas semanas han sido de gran aprendizaje. Sobre todo, a vivir sin miedo. Porque lo que tengo ahora mismo, es lo que quiero. Y también lo acepto. Tal vez vivo en una realidad muy diferente. Pero es mía. A la que me entrego en cuerpo y alma. Y apenas si soporté treinta horas de confinamiento. En Texas me han dado la libertad de elegir. Y lo he hecho. Lo hago cada día. Las puestas de sol aquí son tan maravillosas que mientras esa realidad exista, las disfrutaré cada día. Aunque mi vida no sea perfecta. La acepto. Y sigo mi camino.
(San Antonio. Mayo 14, 2020).
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