Y te ganarás el pan con el sudor de…

La mañana era más que fría… gélida… rozaba la insexistencia total de temperatura…

Sin embargo ella, como cada día, se levantaba temparono para mostrar su puerta dorada… siempre dispuesta, siempre sonriente, siempre amable.

Esa mañana, ella, sintió, notó, percibió que sería distinta… y lo fue.

Se le acercó el primer cliente y le susuró al oido: niña esto no es para ti. Escapémonos al infierno subidos en esta hipoalergénica. No duele y además es gratis. Allí hace m,ás calor que aquí.

Con el vaho cristalizado, iniciaron su viaje y él mientras miraba el tubo vaciándose y rezaba aquello de y te ganarás el pan con el sudor de…